La inteligencia artificial (IA) se ha convertido en una de las mayores revoluciones de los últimos años, y las herramientas que hacen uso de ella son cada vez más populares en internet. Sin ir más lejos, ChatGPT, un modelo de lenguaje desarrollado por OpenAI, ha sido la plataforma que más rápido ha alcanzado los 100 millones de usuarios activos en toda la historia de internet, superando con mucho a Facebook, Instagram o TikTok.
Sus aplicaciones son infinitas, pero si hay un campo donde la IA tiene todavía un gran recorrido, este no es otro que las finanzas. A continuación, veremos cuáles son sus principales aplicaciones de la IA dentro de la industria financiera y cómo puede revolucionar este importante ámbito de nuestro día a día.
La inteligencia artificial (IA) es una rama de la informática que simula diversos aspectos de la inteligencia humana, como el aprendizaje, la percepción, el razonamiento y la toma de decisiones. La IA se basa en el uso de algoritmos y modelos matemáticos que permiten a los sistemas aprender de los datos y mejorar su desempeño con el tiempo.
Aunque sus primeros referentes históricos se remontan a la década de los 30 del siglo pasado, cuando Alan Turing diseñó su famosa “máquina de Turing”, es ahora cuando ha adquirido una gran popularidad, gracias a la proliferación de aplicaciones abiertas que hacen uso de ella y, sobre todo, a que su uso se ha hecho público y gratuito.
Sin duda, la IA ha demostrado ser útil en una amplia gama de aplicaciones, desde la atención médica y la fabricación hasta la logística, el comercio y, por supuesto, las finanzas. Y, con el tiempo, se espera que la inteligencia artificial tenga un impacto aún mayor en la forma en que trabajamos, nos comunicamos y nos relacionamos con el mundo que nos rodea.
El sector financiero está experimentando una transformación digital sin precedentes. Las sucursales bancarias físicas han dado paso al uso de aplicaciones digitales a través de las fintechs, y el open banking ha desarrollado estándares para abrir la infraestructura financiera a terceros. Como consecuencia, esta innovación financiera ha conseguido mejorar la experiencia del usuario y extender la educación financiera a países con una baja adopción bancaria.
Todo esto ha sido posible en parte gracias a la aplicación de la inteligencia artificial dentro de sus procesos financieros. Y aunque las aplicaciones de la IA son casi infinitas, existen algunos campos donde esta tecnología es particularmente interesante, especialmente a la hora de mejorar los procesos o crear unos nuevos. Todo ello para mejorar la experiencia de los clientes y reducir los costes operativos de los intermediarios.
La capacidad de la IA para detectar y prevenir el fraude financiero es uno de sus principales valores añadidos. En particular, la IA es capaz de barrer grandes cantidades de datos financieros en tiempo real con el fin de encontrar patrones que puedan indicar la existencia de fraude, como transacciones realizadas en ubicaciones geográficas inusuales o a través de cuentas que nunca antes se habían utilizado.
Pero no acaba aquí la cosa, porque las tecnologías que fomentan el fraude van más rápido que la actualización de los modernos sistemas antifraude. La IA puede aprender y adaptarse a los nuevos patrones de fraude a medida que surgen. Los algoritmos de aprendizaje automático pueden entrenarse con datos históricos de fraude y luego aplicarse en tiempo real para detectar transacciones sospechosas.
Al igual que ocurre con el fraude, la IA es capaz de identificar y corregir algunas brechas de seguridad de forma masiva y automática. Además, y dado que los peligros en internet están a la orden del día, la IA puede ser entrenada para actualizarse ante nuevas amenazas.
Algunas de las aplicaciones de la IA en este ámbito son la detección de patrones anormales en un conjunto de datos, el análisis de registros de seguridad de servidores, el análisis de correos electrónicos de phishing o la detección de patrones comunes en los mensajes y los remitentes
La IA, combinada con herramientas de análisis de datos y big data, permite analizar grandes cantidades de información de sus clientes, incluidas sus transacciones y actividades financieras online.
Sin embargo, la IA no solo se nutre de la información financiera de los usuarios. También puede analizar los comentarios de los clientes en las redes sociales y otras plataformas para comprender mejor sus necesidades y preferencias. Esto permite a las empresas adaptar sus productos y servicios para satisfacer las necesidades específicas de los clientes
La IA permite automatizar tareas repetitivas y tediosas que a menudo son realizadas por personas físicas y que, hasta ahora, exigían intervención humana. Por ejemplo, al comprender el lenguaje natural, la IA es capaz de leer y comprender textos escritos por humanos, como correos electrónicos, informes y documentos, e incluso asistir a reuniones para sintetizar toda la información o realizar las correspondientes actas.
Además, la IA puede analizar y entender imágenes y videos, lo que permite a los sistemas automatizados realizar tareas como la detección y reconocimiento de objetos, el seguimiento de movimientos y la lectura de códigos de barras.
La inteligencia artificial también permite brindar una atención personalizada a los clientes de los intermediarios financieros, las 24 horas al día, los 7 días a la semana. Esto es posible gracias a algunos instrumentos como los chatbots, que pueden interactuar con los clientes de manera más efectiva, utilizando el aprendizaje automático para mejorar su capacidad para responder preguntas y comprender las necesidades de los clientes.
Aunque los chatbots son una aplicación habitual en muchos grandes bancos y empresas, su última gran revolución es ChatGPT, un programa que sintetiza el lenguaje natural y responde como si hubiese una persona detrás de la conversación. Además, aplica una técnica de aprendizaje profundo llamada Transformers, para generar respuestas más precisas y coherentes. Así, más que hablar con una máquina, el cliente tiene la sensación de ser atendido por un humano, lo que incrementa su satisfacción.
Una de las actividades más complejas de cualquier empresa dedicada a la intermediación financiera es tratar de averiguar la solvencia de una persona para conceder un crédito bancario. De hecho, en muchas ocasiones, este proceso puede acarrear numerosas pérdidas si no se realiza de forma correcta. Y, en cualquier caso, es un proceso largo que no siempre termina de la mejor manera, ni para el deudor ni para el acreedor.
Al analizar grandes cantidades de datos del solicitante en tiempo real, la IA puede hacer predicciones precisas sobre su capacidad de pago y riesgo crediticio, y todo ello de una forma fácil y, sobre todo, rápida. Además, puede personalizar las ofertas de crédito en función de las necesidades y preferencias individuales de los solicitantes, lo que mejora la experiencia del cliente y aumenta las tasas de aprobación.
En los últimos años, han adquirido una gran popularidad algunos servicios de inversión llevados a cabo directamente por robots, como los gestores automatizados de inversiones, más conocidos como roboadvisors. Son una suerte de gestores de inversión digitales que utilizan algoritmos y tecnología para proporcionar recomendaciones de inversión a los clientes. Pero, por el momento, utilizan instrumentos básicos, como los fondos indexados o ETFs, para componer una cartera de inversión adaptada al perfil de riesgo de cada cliente.
La inteligencia artificial pretende ir un paso más allá, ya que tratan de sustituir o, al menos, complementar, el efecto humano y el talento de los mejores gestores de inversión. Y aunque suene a utopía, la información es cada vez más abundante, lo que permite entrenar mejor a estos gestores digitales.
Otro de los campos donde la inteligencia artificial tiene multitud de aplicaciones prácticas es la industria aseguradora. Por un lado, porque facilita la gestión e identificación de los riesgos de los asegurados como en cualquier otro ámbito financiero. Pero, sobre todo, porque aumenta la eficiencia y la rapidez en la identificación de los siniestros, detectando posibles fraudes y mejorando la relación con las aseguradoras.
La digitalización de los procesos ha permitido reducir costes en las empresas de manera significativa, y la inteligencia artificial es un gran aliado para conseguirlo. En última instancia, es la consecuencia lógica de todas las aplicaciones que la IA tiene sobre la industria financiera.
Pero la IA no es un mero sustituto de recursos humanos. En realidad, gracias a su potencial, su tecnología complementa el centro de contacto humano cuando está debidamente integrada. Al fin y al cabo, el objetivo de cualquier empresa es obtener el máximo beneficio posible, y la industria financiera no iba a ser una excepción.
En definitiva, como puedes ver, la IA está revolucionando las finanzas de varias maneras, desde el análisis de datos hasta la detección de fraudes, pasando por la automatización de procesos y la gestión de riesgos.
Como consecuencia, los inversores y las empresas pueden tomar decisiones más informadas y eficientes, lo que les permite maximizar sus beneficios y minimizar los riesgos. Sin duda, en los próximos años, es seguro que la IA seguirá transformando las finanzas y que las empresas que adopten esta tecnología estén mejor posicionadas para competir en un mercado cada vez más exigente y dinámico.