En el ámbito empresarial y financiero, la gestión efectiva de la liquidez es uno de los factores determinantes para el éxito y la sostenibilidad a largo plazo de cualquier compañía. Y entre las diferentes medidas financieras que las empresas deben tener en cuenta se encuentra el working capital.
En este artículo, nos adentraremos en la importancia del working capital y las diversas estrategias que pueden ser implementadas para optimizarlo. Además, exploraremos cómo las soluciones tecnológicas modernas pueden facilitar y mejorar esta gestión para garantizar una máxima eficiencia.
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El working capital, traducido literalmente al castellano como capital de trabajo, pero más conocido como fondo de maniobra, es un indicador financiero que se define como la diferencia entre los activos corrientes o circulantes y los pasivos corrientes o circulantes de una empresa. En términos sencillos, es el dinero que un negocio tiene y necesita para garantizar su funcionamiento diario, e incluye el pago a proveedores, salarios de empleados, alquiler, entre otros.
Ofrece una visión instantánea de la salud financiera a corto plazo de una empresa, ya que es un indicador sencillo de obtener pero, al mismo tiempo, muy útil. Su principal función es asegurar que una empresa tiene suficiente efectivo para cumplir con sus obligaciones a corto plazo y operar de manera efectiva.
La importancia del working capital radica en su estrecha relación con la liquidez de la empresa. Un nivel adecuado de working capital permite a la empresa cumplir con sus deberes financieros a corto plazo, como salarios, alquileres, proveedores, entre otros, sin comprometer su operatividad. Además, una gestión eficiente del working capital puede conducir a obtener una mejor rentabilidad y en una mayor capacidad para invertir en oportunidades de crecimiento.
Por último, es un indicador que muestra el uso de la liquidez. En general, si una empresa tiene un working capital insuficiente, puede tener dificultades para crecer o incluso para mantener sus operaciones diarias, lo que en última instancia puede conducir a una situación de suspensión de pagos. Por su parte, un exceso de working capital puede indicar que la empresa no está utilizando eficientemente sus recursos, y podría estar asumiendo un elevado coste de oportunidad.
La fórmula para calcular el working capital es relativamente sencilla. Tan solo debemos obtener la situación contable y patrimonial de la empresa y realizar la siguiente resta:
Working capital = Activo Corriente - Pasivo Corriente
Donde:
Si el resultado del cálculo es positivo, significa que la empresa tiene suficientes activo circulante para financiar su pasivo circulante. En general, esta es la situación más deseable. Eso sí, conviene vigilar de cerca esta medida, ya que si es suficientemente alto, podría indicar que la empresa tiene demasiados activos atados en inventario o cuentas por cobrar, lo que podría limitar la eficiencia y rentabilidad de la empresa.
Por contra, un working capital insuficiente o negativo puede poner en riesgo la capacidad de la empresa para cumplir con sus obligaciones a corto plazo, lo que puede causar tensiones con proveedores y acreedores. En última instancia, esta situación podría conducir a una suspensión de pagos si no se maneja de manera adecuada.
Existen diferentes estrategias para optimizar la gestión del working capital. Algunas de las más comunes son:
La correcta gestión del working capital no pasa únicamente por revisar las finanzas de la compañía. A menudo, también es necesario tener una correcta gestión de otros procesos, como por ejemplo el inventario a nivel logístico.
Un inventario bien gestionado puede liberar una parte significativa del working capital. Este proceso comienza con la comprensión de la demanda del cliente para después sincronizarla con la producción y las compras.
Un sistema de inventario Just-In-Time (JIT) puede ser particularmente efectivo en este sentido, ya que minimiza los costes de almacenamiento y evita la acumulación de stock innecesario. Adicionalmente, la implementación de un sistema de inventario centralizado puede proporcionar visibilidad en tiempo real de los niveles de stock, permitiendo ajustes oportunos.
Las cuentas por cobrar es un componente fundamental dentro de las finanzas de cualquier empresa. Es el dinero que los clientes y otros agentes deben a la empresa por los bienes o servicios que han recibido pero aún no han pagado, ya que se han financiado a crédito.
No hay que olvidar que el tiempo es dinero en cualquier empresa, y que cuanto más tiempo se tarde en cobrar los pagos de los clientes, más se reducirá el flujo de caja. Por eso, y con el objetivo de acelerar el cobro de las cuentas por cobrar, las empresas pueden implementar políticas de crédito estrictas, ofrecer descuentos por pronto pago y utilizar herramientas de seguimiento de facturas. Además, un análisis regular de la antigüedad de las cuentas por cobrar puede ayudar a identificar los problemas antes de que se conviertan en pérdidas por incobrabilidad.
El objetivo final debe ser cobrar los productos vendidos o los servicios prestados con la mayor diligencia posible.
Las cuentas por pagar es el concepto contrario a las cuentas por cobrar. Son obligaciones financieras o deudas que una empresa tiene con sus proveedores por bienes o servicios recibidos, pero que aún no ha pagado. Dentro de esta cuenta también se consideran las deudas con entidades financieras o los aplazamientos de impuestos con la Agencia Tributaria y otros organismos públicos, entre otros muchos conceptos.
Las cuentas por pagar por el pago aplazado a proveedores representan una fuente de financiación gratuita que puede optimizarse para mejorar el working capital. Esto no significa retrasar los pagos tanto como sea posible, sino más bien negociar términos de pago que se alineen con los ciclos de flujo de caja de la empresa. Un análisis cuidadoso de las condiciones de los proveedores y la implementación de procesos eficientes de cuentas por pagar pueden ayudar a lograr este equilibrio.
En general, cuanto mayor sea el periodo de pago a proveedores, más optimizado podrá estar el working capital.
La consolidación de deudas puede ayudar a las empresas a liberar working capital al agrupar varios préstamos en uno solo con un plazo y una tasa de interés más favorables. Sin embargo, este enfoque debe manejarse con cuidado, ya que la consolidación de deudas puede a veces conducir a un mayor coste total de endeudamiento si el nuevo préstamo tiene un plazo más largo.
Lo mismo ocurre con una posible refinanciación y reestructuración de deudas. Convertir una deuda a corto plazo en una deuda a largo plazo puede aliviar los estados patrimoniales de la empresa. Esta es una de las principales opciones que se proponen en un concurso de acreedores, cuando la viabilidad de la empresa está en entredicho, precisamente por problemas de liquidez.
Existen diversas herramientas de financiación diseñadas específicamente para apoyar la gestión del working capital, la mayoría de las cuales son ofrecidas por entidades financieras.
Estas incluyen líneas de crédito, factoring y financiación de inventario a través de pagarés o descuentos de efectos comerciales. Estas herramientas ofrecen a las empresas la flexibilidad para acceder a fondos según sea necesario, en lugar de depender únicamente de sus propias operaciones de caja.
Al subcontratar funciones no esenciales, las empresas pueden concentrarse en sus actividades principales y reducir la cantidad de capital necesario para administrar operaciones que no están directamente relacionadas con la generación de ingresos.
Esto libera liquidez que se puede enfocar a otros usos, ya sea a pagar deudas o a mejorar el capital empresarial.
El uso de tecnología, como un software de gestión de inventario, sistemas de planificación de recursos empresariales (ERP) y, especialmente, un software de gestión de tesorería como Embat, puede ayudar a las empresas a gestionar de manera más eficiente su working capital.
Estos sistemas pueden proporcionar visibilidad en tiempo real del estado de las cuentas por cobrar y de las cuentas por pagar, los niveles de inventario, la previsión de liquidez y otras métricas similares, lo que permite a las empresas tomar decisiones informadas y oportunas.
La gestión eficaz del working capital es fundamental para garantizar la supervivencia y el crecimiento de cualquier empresa. Al implementar estrategias de optimización del working capital y aprovechar la tecnología, las empresas pueden mejorar su liquidez, rentabilidad y competitividad.
Al final y al cabo, un working capital saludable y bien gestionado puede ser el motor que impulse el crecimiento y éxito de tu negocio en el largo plazo y ayude a mejorar tus procesos financieros.