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En un contexto tan disruptivo como el que vivimos en los últimos años, la necesidad de adaptarse de forma ágil a diferentes escenarios es fundamental a todos los niveles en cualquier organización. En el caso de la función financiera, es primordial digitalizar procesos financieros que ayuden a ser ágiles en la toma de decisiones y ahorren tiempos en tareas administrativas. De este modo, los equipos se puedan dedicar a otras tareas más estratégicas, como una palanca más del motor de crecimiento del negocio.
De la mano de la directiva de pagos europea PSD2, que abre la puerta a la conectividad de ERPs con la nube vía APIs, y de la futura PSD3, aún en sus albores y de la que se espera que aporte mayores oportunidades en la simplificación de procesos, la digitalización de la tesorería es una realidad al alcance de cualquier organización. El marco regulatorio supone la democratización de servicios bancarios y financieros a través de plataformas ‘fintech’ que ofrecen innovadoras soluciones en la nube que satisfacen las demandas de tesorería que actualmente tienen los equipos.
Sin duda, la necesidad de trabajar de forma rápida y centralizada, con visibilidad global de todos los movimientos y hacerlo en tiempo real y automatizada obliga a las organizaciones a abordar la transformación digital del área financiera y subirse al tren de la Tesorería 4.0.
De este modo, las megatendencias que van a marcar en 2023 la optimización y supervivencia a largo plazo de la tesorería corporativa son la digitalización y la sostenibilidad. La primera, entendida como palanca para optimizar la gestión de la tesorería corporativa, y la segunda, como aval de supervivencia a largo plazo. Dentro de la digitalización nos encontramos con tres ‘drivers’: el concepto de ‘embedded finance’, el universo Cloud y la Inteligencia Artificial, desafíos que, a su vez, conducen a otros retos y oportunidades que a lo largo de este documento desarrollamos.
El catalizador principal es la tecnología hiperconectada, que transporta la tesorería corporativa a una nueva dimensión. De un lado, software para la automatización de tareas operativas que reduce tareas manuales de poco valor y minimiza errores como el ‘reporting’ diario, la conciliación bancaria, la gestión de pagos y cobros, entre otros, y la elaboración de informes dinámicos automáticos como el ‘pool’ bancario; de otro, software para centralizar datos y ofrecer visibilidad global en tiempo real de los movimientos de caja, proyectar previsiones fiables y ofrecer soluciones de ‘cash pooling’, entre otras.
Todo ello desemboca a ser más transparentes y eficientes, a optimizar la gestión del circulante, a rentabilizar la liquidez o a proyectar otras vías de financiación alternativa con herramientas financieras de ‘dynamic discounting’, por ejemplo.
Es importante destacar que en el entorno de la Tesorería 4.0, la seguridad y confidencialidad de los datos están aseguradas con unas arquitecturas que cuentan con protocolos de detección de fraude y conexiones encriptadas que minimizan eventuales ataques cibernéticos.
Esos ‘drivers’ mencionados ayudan a los equipos financieros a resolver las principales necesidades que hoy tienen en la gestión de tesorería corporativa:
Estas tendencias, desafíos y necesidades de la función financiera quedan constatadas en una encuesta que hemos realizado a una muestra representativa de empresas para la elaboración de este Libro Blanco. Una encuesta en la que los partícipes han identificado cuáles son los retos a los que se enfrentan y sus objetivos para este año.
Y sin duda, de sus respuestas podemos concluir la necesidad de subirse al tren de la digitalización para optimizar procesos. La Tesorería 4.0 representa una enorme oportunidad para los equipos financieros de hoy, para hacer más eficientes procesos y aportar valor estratégico en un mundo cambiante. Conoce en detalle cómo implementar esas megatendencias y ‘drivers’ en tu organización y las ventajas que aportan a la gestión de tesorería.
