La directiva PSD2 ha puesto las vías para que la tesorería se suba al tren de la digitalización, pero aún queda camino por recorrer y que las bondades de la nube calen en el departamento financiero. Veamos una por una las ventajas.
Aunque a estas alturas el tejido empresarial es consciente de que la migración de los sistemas de gestión informáticos desde instalación local ( on-premise) a la nube es un básico y ya dos tercios de las empresas están inmersas en este proceso o, al menos, se lo están planteando, según un informe de Cloud Security Alliance (CSA), todavía queda camino por recorrer, sobre todo, para comprender las bondades del Cloud en términos de eficiencia y rentabilidad.
¿En qué se traduce esta optimización en el departamento financiero? ¿Cómo puede ayudar la nube a mejorar la liquidez de mi negocio? Lo primero es entender que Cloud es la puerta de entrada a infraestructuras (IaaS), plataformas (PaaS) y software (SaaS) que, hasta ahora, solo eran accesibles mediante su compra e implementación en local. Una adquisición elevada y que podría darse el caso de quedarse obsoleta antes de amortizarse o que al cabo de un tiempo las necesidades de inversión sean otras. Ahora, este desembolso es cosa del pasado y el punto de partida simplemente es una conexión a internet.
En el terreno que nos ocupa, el acceso a la nube es mediante Software as a Service y se concibe como una suscripción sujeta a diferentes modalidades de tarifa en función de su uso, lo cual supone toda una disrupción en la gestión de los recursos. Partiendo de este modelo de pago por uso, veamos en detalle cuáles son las eficiencias que podemos conseguir en el día a día del equipo financiero:
Como hemos avanzado, ya no es necesario contratar todo un paquete de aplicaciones, sino que se pueden “alquilar” en función de las necesidades del momento de cada empresa. Esto es, servicios a la carta y escalables. Por ejemplo, si hablamos de un sector estacional como el turístico, podemos imaginar que hoteles y restaurantes tienen su pico álgido de rotación de efectivo durante unos meses específicos, lo que requiere de más recursos en periodos concretos que hay que gestionar con agilidad. O si es una empresa de reciente creación, es de suponer que las necesidades irán evolucionando y aumentando en función del ritmo de su crecimiento.
La nube, además, aloja software con inteligencia artificial y aprendizaje automático que ofrecen soluciones avanzadas de predicción y prospección a partir de la automatización de datos. Volvamos a los ejemplos. El software de tesorería permite categorizar automáticamente pagos y cobros, bien por fechas, volumen o tipología, lo que facilita la identificación de entradas y salidas y prescribe escenarios de liquidez, lo que sin duda ayuda a tomar mejores decisiones.
Esta personalización de servicios no solo supone una flexibilidad enorme en la gestión del negocio, sino una reducción de los costes en equipos de hardware y software y una adaptación de la gestión de los recursos financieros a la estacionalidad y/o a los flujos de caja de cada negocio. Todo ello se traduce en optimización de la liquidez.
Pero no solo nos ahorramos la compra de software y su mantenimiento, sino también las actualizaciones del mismo, que a través de la nube se producen de forma automática. Además de ahorro en gasto (y en despreocupaciones por estar al día), en paralelo, conseguimos un mejor control presupuestario al conocer con anticipación los costes y no tener que imputar nada sobrevenido.
Otro de los grandes atractivos de digitalizar procesos en la nube es beneficiarse de una conectividad también flexible y de disponibilidad inmediata. Desde cualquier sitio, a cualquier hora y desde cualquier dispositivo podremos acceder a las finanzas de nuestro negocio. Tan solo es necesario conexión a internet para conectarse al sistema de contabilidad o ERP y visualizaremos a golpe de clic todas las posiciones de caja y de deuda consolidadas. Un reporting financiero en tiempo real de todas las cuentas bancarias.
La securización de los datos está garantizada por dos vías. A nivel general, las grandes plataformas de Cloud cuentan con sofisticados sistemas de acceso encriptados y de autentificación, que franquean la puerta a posibles ciberataques; a nivel particular, los datos de tesorería están igual de seguros que en un banco, pues se cumplen los mismos estándares de seguridad.
En la nube, no solo ahorramos dinero, sino también mucho tiempo. Tiempo que los equipos financieros pueden dedicar a sacar más partido del efectivo para contribuir al crecimiento del negocio.
El tren de la digitalización ha cogido velocidad tras la pandemia. Cuanto más tardemos en subirnos, más difícil será competir en el ecosistema digital, donde ya hay numerosas empresas optimizando su liquidez.