Las compañías crecen tanto de forma orgánica como así también inorgánica, y para lograr esto último, requieren de líderes capaces de conseguir la mejor integración posible, considerando culturas, sistemas y modelos de gestión diferentes, donde la gestión del capital humano se convierte en el factor más importante a considerar.
Es en este contexto donde el rol del CFO, orientado hacia el logro de los objetivos estratégicos de la organización, adquiere una mayor relevancia, especialmente cuando se trata de "preparar" a la empresa ante una posible venta.
Esto es una "consecuencia" de la necesidad de enfocarse no solo en entender y gestionar la "lógica" financiera de la empresa, sino también la estratégica, donde las operaciones de fusiones y adquisiciones (M&A) no son una excepción.
Sus funciones deben cubrir el ciclo completo de la transacción, comenzando con la definición de los primeros pasos a seguir para detectar las oportunidades de mercado, siguiendo por la propia ejecución de la venta y, en caso de ser necesario, participando en la posterior integración.
Números y personas constituyen el mejor de los lenguajes para que los nuevos equipos se integren, definan los nuevos procesos de negocio y optimicen la búsqueda de sinergias. Es por eso que el CFO cuenta con la ventaja, no solo, de conocer el negocio como los riesgos que se pueden asumir, sino también con su “solvencia técnica” financiera.
Anticiparse a una posible operación de venta y, por lo tanto, "poner en valor" la compañía, es una de las tareas en las que el CFO puede aportar un mayor valor. Esta responsabilidad es "compartida" con el CEO, y el objetivo es asegurar que la empresa sea un objetivo atractivo para potenciales adquisiciones.
Más allá del trabajo previo interno en la organización, que incluye mucho más que simplemente preparar documentación, es fundamental establecer la "hoja de ruta" para la fase de ejecución del proceso de venta. Esta es una acción que puede extenderse en el tiempo, especialmente si previamente es necesario realizar desinversiones parciales.
La colaboración entre el CFO y el CEO es crucial en este contexto. Ambos deben trabajar en la identificación de valor del negocio y establecer los objetivos financieros para una buena venta, manteniendo siempre una visión compartida sobre lo que es óptimo para la organización. La sinergia entre ambos es imprescindible para el éxito de la operación.
En lo que respecta a la propia ejecución de la venta, es esencial que el Director Financiero se responsabilice de garantizar a los potenciales compradores que cuentan con toda la documentación e información relevante del negocio, para que puedan adoptar las decisiones más informadas y acertadas.
Una correcta comunicación de los aspectos claves del negocio y de sus riesgos asociados, representa otra de las tareas claves a realizar por parte del Director Financiero, lo que permitirá realizar una mejor negociación, y, por lo tanto, tender a "maximizar" el precio final de operación.
Asimismo, no debemos de olvidar la importancia de identificar y cuantificar las sinergias de negocio que podrían materializarse tras la firma, considerando tanto las tangibles como las intangibles, puesto que muchas veces estas últimas, son las que generan en el largo plazo, un mayor valor.
Todo esto, sin olvidar las "diferencias culturales" existentes entre las diferentes organizaciones. Es aquí donde, poco importan los números, ya que el factor determinante del éxito, siempre son las personas, puesto que no es posible alcanzar el mismo, sin una integración previa y efectiva de los equipos.
Por lo tanto, otro de los principales desafíos para el CFO es el de gestionar adecuadamente todo lo relacionado con lo emocional. Es vital el poder transmitir de manera efectiva el alcance real de la operación, los posibles cambios que se avecinan (especialmente en lo referente a las personas) y los objetivos futuros a alcanzar.
Convertirse junto al CEO en el "principal comunicador" de la organización, es una tarea también a realizar por parte del CFO, adoptando el mejor lenguaje posible según sean los destinatarios, algo que va más allá del personal de la compañía e incluye a todas las partes interesadas, incluyendo a los principales clientes y proveedores.
En definitiva, la participación del CFO resulta más que significativa a lo largo de todo el proceso de venta de una compañía, con un inicio más centrado en los números y los detalles del acuerdo, para finalizar con el diseño del futuro modelo de negocio, una vez que se ha logrado la integración de todas las partes.