La conversión del rol del CFO hacia el desarrollo de funciones cada vez más estratégicas, adquiere mayor relevancia, cuando se trata de una empresa participada por un private equity, ya que desempeña un papel clave en la creación de valor a lo largo del ciclo de vida de la inversión, que por ser “limitada” en el tiempo, requiere de una ejecución eficaz y eficiente de los recursos.
Por lo tanto, es fundamental por parte del CFO el adoptar, desde el inicio, un enfoque orientado al crecimiento, que potencie el futuro de la organización, supervisando el desarrollo de múltiples funciones, que exceden el propio ámbito de las finanzas.
De lo que se trata es de encontrar un balance entre lo estratégico sin abandonar lo operativo, comprendiendo cuáles son los riesgos asociados que pueden ser asumidos por la compañía, para de esta forma buscar maximizar los rendimientos previstos en la “hoja de ruta” de los inversionistas.
Podemos realizar una analogía, con la tarea que significa el conducir un coche, donde una visión con foco en el negocio implica mirar la mayor parte del tiempo a través del parabrisas, y así anticiparse a lo que está por venir, sin dejar de lado, el “espejo retrovisor”, que ayuda a recordar los “peligros” que han tenido que ser superados en el pasado.
Esto implica que el CFO debe poder proporcionar orientación financiera a corto plazo y planificación estratégica a largo plazo, buscando en todo momento alinear la estrategia de la compañía, con los objetivos previstos por el private equity.
Es por esto que su ámbito de responsabilidad es “doble”, ya que más allá de las correspondientes a la dirección de la compañía, representa el vínculo directo con los accionistas, quienes, en estos casos, suelen ser bastante activos en la gestión del negocio, por lo que lograr la mejor coordinación posible, es una tarea más que relevante a conseguir.
A la vez, debe buscar en todo momento, lograr un equilibrio entre impulsar el crecimiento y una correcta gestión de los recursos financieros (“la caja siempre manda”), que permita, una generación de EBITDA sostenible en el tiempo (variables claves para la perspectiva de cualquier private equity).
Como en ciertas ocasiones el crecimiento esperado se lleva a cabo por la vía inorgánica mediante diferentes variantes de M&A, es necesario que el CFO cuente con la experiencia necesaria, que no solo se limita a la actividad de compraventa, sino fundamentalmente a la posterior integración (cultural) de los equipos. Para esto, es fundamental adoptar una mentalidad creativa, puesto que será necesario integrar nuevas y diferentes formas de gestión.
Volviendo a la gestión estratégica del CFO, la misma implica trabajar en estrecha colaboración con el CEO y con el resto de los miembros del equipo de dirección de la compañía, tanto en la identificación de oportunidades de expansión del negocio como en la puesta en práctica e integración de las mismas.
Es por esto que es fundamental el que pueda llevar a cabo una gestión de tipo transversal con el resto de la organización, aprovechando no solo su experiencia funcional, sino también su liderazgo e iniciativa de coordinación con las demás áreas.
Por lo tanto, las competencias del CFO deben de estar alineadas con las alternativas de inversión y crecimiento que el private equity busca llevar a cabo, que como se ha mencionado anteriormente, el factor tiempo no deja de ser la variable crítica a gestionar.
Además, todo esto sin dejar de lado la gestión de lo operativo, para lo cual será necesario adaptar su equipo financiero a esta realidad, en el sentido de poder contar con los perfiles necesarios que permitan lograr el cambio propuesto.
De igual forma, en la identificación y preparación de los diferentes escenarios de salida (exit), el CFO desempeña un papel esencial, ya que cualquiera sea la opción que se elija (venta, fusión, salida a bolsa,...), deberá de preparar con cierta anticipación la documentación necesaria para finalizar con éxito este proceso, tendiendo a maximizar en todo momento, la inversión inicial realizada por el private equity.
Así es como el CFO se ha convertido en un perfil de relevancia estratégica para cualquier private equity, donde ambas partes “se necesitan” para el logro de los objetivos previstos, para lo cual, disponer de la capacidad de descubrir y ofrecer nuevas oportunidades de creación de valor, será su factor principal y diferencial con el resto de las direcciones de la compañía.