El flujo de caja es una de las herramientas más importantes para la gestión financiera de una empresa. Permite evaluar la liquidez, la capacidad para cubrir deudas y planificar inversiones futuras.
Pero no existe un flujo de caja único. En realidad, existen dos métodos principales para calcular el flujo de caja: el flujo de caja directo y el flujo de caja indirecto.
Cada uno tiene sus propias ventajas y desventajas, y es fundamental entender cuándo y cómo utilizar cada método para una gestión financiera eficaz.
Vamos a analizar cada uno de ellos, con sus principales ventajas y sus desventajas.
El flujo de caja directo es una metodología utilizada para calcular el efectivo neto generado o utilizado por una empresa durante un período determinado, registrando específicamente todas las entradas y salidas de efectivo.
A diferencia del método indirecto, que se basa en ajustes contables, el método directo se centra en las transacciones de efectivo reales, proporcionando una visión clara y detallada de los flujos de efectivo operativos.
Este método se utiliza de manera habitual para crear un estado de flujo de efectivo y permite a las empresas comprender mejor su liquidez y su capacidad para cubrir sus obligaciones a corto plazo.
El flujo de caja directo es comúnmente utilizado en organizaciones donde el seguimiento preciso de las entradas y salidas de efectivo es fundamental, como en pequeñas empresas, startups o empresas que manejan grandes cantidades de efectivo en sus operaciones diarias, como los supermercados y las grandes superficies.
Al basarse en transacciones reales, este método elimina las posibles distorsiones contables, proporcionando una visión transparente de la situación financiera de la empresa.
El método directo de flujo de caja funciona al identificar y registrar todas las fuentes de ingresos y todos los pagos de efectivo realizados durante un período específico.
Este enfoque requiere un seguimiento constante de las transacciones de efectivo, lo que implica registrar cada entrada y salida de dinero de manera detallada y cronológica.
Se calcula sumando todas las entradas de efectivo y restando todas las salidas de efectivo. Este resultado muestra la cantidad neta de efectivo generada o utilizada por las operaciones de la empresa durante el período considerado.
Por ejemplo, si una empresa recibe 50.000 € en ventas en efectivo y 10.000 € de cobros de cuentas por cobrar, pagando 20.000 € a proveedores y 15.000 € en sueldos, su flujo de caja neto sería:
Flujo de caja neto directo = 50.000 + 10.000 - 20.000 - 15.000 = 25.000 €.
Las principales ventajas del flujo de caja directa son las siguientes:
Entre las desventajas se encuentran las siguientes:
En contraposición con el flujo de caja directo se encuentra el flujo de caja indirecto.
A diferencia del método anterior, el flujo de caja indirecto parte del resultado contable neto (normalmente, los beneficios netos de la empresa), y se ajusta para reflejar las transacciones que no involucran efectivo, así como los cambios en las cuentas del balance que afectan el efectivo.
El método indirecto se basa en la idea de que la beneficio neto de una empresa no necesariamente refleja la cantidad de efectivo que realmente ha ganado o gastado. Esto se debe a que las normas contables incluyen diversos ajustes que no implican movimientos de efectivo, como la depreciación, amortización, provisiones y cambios en las cuentas por cobrar y por pagar. El flujo de caja indirecto toma en cuenta estos ajustes para proporcionar una visión más cercana a la realidad del efectivo disponible.
Este método es particularmente útil para proporcionar una visión a largo plazo de la capacidad de una empresa para generar efectivo a partir de sus operaciones y financiar sus actividades futuras, ya que muestra cómo se ajusta la beneficio neto para reflejar los movimientos de efectivo reales.
El método de flujo de caja indirecto sigue un enfoque sistemático para ajustar los beneficios netos en función de los movimientos de efectivo reales y no reales.
A partir de este, la fórmula para calcular el flujo de caja indirecto es la siguiente:
Flujo de caja neto (por el método indirecto) = Beneficio neto + Amortizaciones + Provisiones + Cuentas por pagar - cuentas por cobrar + inventarios + otros ajustes
Por ejemplo, una empresa con unos beneficios netos de 150.000 €, con €20.000 en depreciación y amortización, un aumento en cuentas por pagar de 5.000 €, y un aumento en cuentas por cobrar de 8.000 €, una disminución en inventarios de 3.000 €, un aumento en otros pasivos operativos de 2.000 € y una disminución en otros activos operativos de 4.000 €.
Utilizando la fórmula del flujo de caja indirecto, el flujo de caja neto generado por las operaciones de la empresa durante el período es de 176.000 €.
Las principales ventajas del flujo de caja por el método indirecto son las siguientes:
Entre los inconvenientes, podemos destacar los siguientes:
Para una empresa, la decisión entre utilizar el flujo de caja directo o el flujo de caja indirecto depende en buena medida de sus necesidades y del tipo de análisis financiero que se desee realizar.
El flujo de caja directo es ideal para empresas que necesitan un control detallado y en tiempo real de sus flujos de efectivo, como pequeñas empresas o startups donde cada movimiento de efectivo es fundamental para la supervivencia operativa.
Por su parte, el flujo de caja indirecto es más adecuado para empresas que buscan una visión más amplia y estratégica de su capacidad para generar efectivo a lo largo del tiempo. Además, al ser más fácil de preparar, es la opción preferida para grandes corporaciones o empresas con operaciones financieras complejas.
En conclusión, no existe un método universalmente mejor, ya que la elección depende del contexto operativo de la empresa. Algunas empresas incluso optan por utilizar ambos métodos en diferentes escenarios para obtener una visión más completa de su situación financiera.
Sea cual sea la opción elegida, apostar por una solución integral de gestión de tesorería es una decisión que facilitará la optimización de los procesos financieros de la empresa, mejorando el control y la visibilidad de sus flujos de efectivo.