Innovar implica modificar lo ya existente con la intención de crear algo mejor, donde si bien es posible partir de elementos nuevos, no suele ser lo más usual en el mundo de las empresas, en la cual la tecnología representa un papel fundamental en el desarrollo de este tipo de iniciativas.
De esta manera, pasa a ser crítico, identificar aquellas áreas de negocio que requieren avanzar en nuevos proyectos de innovación, definiendo cuáles deben de ser los principales propósitos a conseguir, como así también las métricas a utilizar, que permitan medir su evolución en el tiempo.
Esto implica definir y conseguir un equilibrio entre la “necesidad” de hacer bien las cosas hoy y de cómo sería conveniente que se llevasen a cabo en el futuro. Es en este proceso donde la figura del CFO debe ejercer de “contrapeso”, rompiendo ciertas “barreras” con las cuales se lo suele asociar.
No hay que olvidarse que su cambio de rol hacia una figura más estratégica, lleva implícito la innovación. Esto significa definir como se quiere hacer crecer la compañía, donde resulta clave su participación, tanto en su definición como en el seguimiento de su ejecución.
Ahora bien, generalmente los procesos de innovación, suelen provocar ciertas “tensiones” entre las áreas involucradas y la financiera. No deja de ser una realidad, que se suele asimilar a la figura del CFO y la de su equipo, no como la de un propulsor natural de este tipo de iniciativas, sino más bien como una especie de “obstáculo”, que es necesario de superar.
La posibilidad de que los proyectos de innovación, signifiquen una demora considerable en el tiempo, donde quede en duda el posible no retorno de la inversión realizada, puede generar ciertas “disputas” iniciales por parte del área financiera con el resto de la organización, más cuando dependiendo de las iniciativas de que se trate, puedan llegar a manifestar un riesgo visible sobre la viabilidad de la compañía en el largo plazo.
Otra dificultad es que cuando hablamos de innovar, nos referimos a algo que aún no ha sido probado como tal, donde se desconoce si será aceptado por los clientes, situación que puede provocar cierto “ruido” en el área financiera por los riesgos a asumir y su “potencial” pérdida.
Es aquí cuando el CFO debe de adoptar un doble rol, donde por un lado, debe de desempeñar un papel similar al de un “consultor” estratégico, en el sentido de que partiendo de la visión integral del negocio que posee, pueda identificar los cambios que se avecinan y más que nada, cuáles podrían ser las oportunidades que se generan en el futuro para la organización. Como por ejemplo, adoptar una plataforma de tesorería integral en la nube que garantice la automatización y optimización de los procesos financieros de la empresa
Por el otro lado, no deja de ser un referente directo del Consejo de Administración como de los propios accionistas, quienes confían en que el CFO pueda desempeñar un rol de “árbitro” (independiente) en el desarrollo de este tipo de proyectos, y a la vez de forma simultánea, de colaborador con el resto de las direcciones de la organización, para así poder conseguir los objetivos propuestos.
Es por esto, que es necesario el lograr cambiar la percepción inicial que puede existir sobre su figura, ligada más a la autoridad sobre el control de los “costes” y sobre cuáles son las inversiones que se deben de realizar.
Por lo tanto, para un buen desarrollo de un rol debe de llevar a cabo una gestión transversal con el resto de las áreas de la compañía, con el foco puesto en el negocio, que le permita ir incorporando, los objetivos de innovación, en los planes de crecimiento de la empresa.
Un aspecto fundamental que debe de llevar a cabo el CFO es el de realizar un seguimiento de las diferentes iniciativas de innovación en proceso, y así medir su desempeño. Para ello, es necesario consensuar con las demás áreas, las métricas a establecer, las cuales no necesariamente deben de las “tradicionales” (ROI, VAN,...), sino que también se pueden incluir otras menos usuales, como por ejemplo, el efecto en las políticas ESG de la compañía.
En definitiva, es tarea clave del CFO el facilitar el desarrollo de la innovación en la organización, acción que forma parte no solo de la definición, sino más bien, de la puesta en práctica de la estrategia definida, alineando la misma con las diferentes áreas de negocio, para así permitir el desarrollo futuro de la compañía.
